el soliloquio de las voces externas
de todos los poetas que ya no están
entre nosotros.
Sus almas permanecen latentes en todos
los estados de vigilia poética,
durante la ensoñación, antes de parir
cada verso que fluye desde mi interior.
Sus voces son abejas que aletean
sobre mi cabeza y sus verbos densos
y precisos, flotan como una presencia
de aire y fuego sobre un mar de emociones.
Nada tengo, ni poseo, sino la palabra
que nunca muere y renace nuevamente,
ensordeciendo el ruido de los cañones
en medio del absurdo.
Escrito en Febrero 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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