mis dos manos para expresarme y guardar
el equilibrio.
Entre el día y la noche existe una delgada
línea de sangre u horizonte plagado
de ausencias, en ese intrépido momento
en que la noche ciñe su diadema dorada
de estrellas, que lucen
como lágrimas evaporadas,
lucientes presencias sin abismos,
sin precisión de brillo o medida.
La circunferencia se rompe
al saltar a la comba en un universo desconocido y en la abstracción
de nuestras mentes, en esas órbitas
de consciencia inequívoca, temerosamente
cierta e inexacta…
Afortunadamente.
Escrito en Febrero 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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