Desafía la fuerza ejercida, con una resistencia poco común, para su esbelto
cuerpo.
Se va de extremo a extremo y se disfruta
el camino en la recta trazada.
El horizonte es un hilo horizontal
y en vertical, descienden los sueños
que renunciamos.
Se aumenta la tensión en el hilo, provocando un exceso para saciar
los apetitos mundanos.
No se observan puntas abiertas,
ni parece quebrarse.
Así es, pero la sorpresa es la ruptura
repentina y el hilo cae, partido en dos,
cediendo al esfuerzo.
Así la vida quiebra por las tensiones
y la muerte nos libera de la necesidad
de alargar el hilo, cuando su longitud
es un dato que desconocemos.
Escrito en Mayo 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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