con un exceso de mi propia compañía.
Salí de un naufragio y hallé otras islas
de tristeza, semejantes a la mía.
Ahora mis manos son el istmo
de una península entre dos tierras quebradas y un cielo de sonrisas,
flotando en océanos de tristeza.
Nadie sabe de la fuerza de su espíritu,
hasta que, tocando fondo, se decide
tomar impulso para alcanzar
la superficie.
Escrito en Mayo 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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