hace que suenen extrañas las palabras
cargadas con dosis de amabilidad.
Alguien pensará que encierran
oscuras intenciones, donde la claridad
es tan evidente, como visible.
Se crea una necesidad de cercanía fingida o un conocimiento de la persona
teatralizado, para tener acceso
a emitir un saludo.
Cuando esto no ocurre, te dicen...
¿Le conozco de algo?.
Entonces me siento como si fuese
un extraño, ante un paisaje distinto,
perdido en un valle sin horizonte,
ni forma,
en una altiplanicie dominada por lo absurdo. Escrito en Mayo 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz ".
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