con la ironía latente en el rictus forzado.
Se nublan los arcos de mis cejas,
con algunas sombras de tristeza, teñidas
del azul de la melancolía.
Se va ralentizando mi marcha, hacia el final
de mis días, con el aciago presentimiento,
de una voz que proclama: ¡Hagan juego,
señores! ¡No va más! Y gira la rueda
del destino en esta feria, sin saber cuando
se va a detener, ni si la suerte te brindará,
al menos…un premio de consolación.
Se va perdiendo la vida, con el aceite esencial,
que impregna de aromas sutiles,
todos los recuerdos y apenas adviertes que,
cada paso te va conduciendo hacia el vacío.
Nada quedará después, sino una huella
en el polvo del camino, que el viento borrará,
dejando un sabor agridulce, en las memorias
de quienes nos amaron y un alivio
de negra tinta sobre la esquela, al saber
que tu nombre no figura y al menos,
por respeto, se cumplirá el ritual del pésame,
en las personas que dejamos una buena impresión.
Será muy rápido el olvido y algunos
envidiarán la suerte de marchar, sin pena,
ni gloria, dejando atrás viejos rencores,
en la incógnita de los días venideros.
Escrito en Abril 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz “.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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