de soledades, nadando a duras penas
y flotando entre los restos de nuestro
reciente naufragio.
Nos aferramos a las escarpadas rocas
del arrecife, tragándonos las penas
con la sal, tristemente adolecidos en la sed,
bajo un sol que, inclemente nos hiere la piel.
En medio del desamparo, nos sentimos
capaces de abordar la isla más cercana,
vacía, deshabitada y después de una profunda
reflexión, llegamos a la conclusión, de que
siempre estuvimos solos en cada naufragio,
en cada océano de soledades, en los que unos
emergen desde el fondo en el cual, otros
se hundieron.
Tal vez, el peso de la inconsciencia,
sea el lastre que hemos arrastrado,
durante nuestras vidas y no nos permite
avanzar.
Damos grandes brazadas, para salir
de un fondo de angustias, consiguiendo
elevar nuestra línea de flotación y llegar
al destino que recreamos en nuestros sueños,
un minuto antes de despertar a otra realidad.
Escrito en Abril 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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