pensamiento que discurre alborozado,
sinrazón por tal razón, enamorado,
sin más fe, que la intención que se prometa.
Fluye el agua y se proyecta en sed de vida,
presintiéndose en el cauce de ese río,
que pletórico de afán y desvarío
se proyecta en la cascada enloquecida.
Agua por su frescura, cristalina,
manantial que se transforma en claro arroyo,
tesitura de humedad, que busca apoyo
en la ruta que se intuye o se adivina.
Agua secreta, prisionera, que en el pozo,
anhelando claridad en el fluir,
no conoce ya otra forma de existir,
que no sea derramarse en puro gozo.
Escrito en Junio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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