fulgurantes cuerdas de luz, atraviesan
los confines perdidos de la atmósfera.
Las nubes se hinchan en un enfermizo
y diabólico afán.
Se oscurecen los cielos y entre ellos
se escucha una voz terrible, que rompe
el silencio con su estruendo.
Tratamos de huir para esquivar su fiero diente,
que roe la carne, el espíritu y el tiempo.
Nadie duerme, es la atrocidad visible
desde los cielos y los mares.
El eléctrico impulso que arrasa la tierra
con un soplo huracanado.
Así mismo, el viento mueve grandes masas
de agua y como látigos de fuego,
los relámpagos caen
sobre la tierra adormecida y deja cicatrices
en los árboles milenarios.
¿Es la voz de un dios enfurecido
o es una tormenta desatada con la ira
más violenta de la Naturaleza?.
Escrito en Junio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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