Es la hipocresía del yeso y de la cal,
que tras su blancura, oculta una humedad
de líquenes furiosos.
Es el agravio oculto
en una sonrisa inmaculada,
tratando de disimular su mordedura
y la sangre que brota de una herida
recientemente abierta.
Las paredes callan en una fingida calma,
en la quietud de las horas, a la espera
de que nadie se percate, que detrás
existe toda una intención, que se va revocando
una y otra vez, porque nada ha cambiado
en las conciencias, cuando la mudez
es la excusa para apagar la luz
y ocultar el delito.
Escrito en Junio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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