Un hilo que se alarga,
monótono e interminable,
hasta que una ruptura con filos imprevistos,
somete a la voluntad de la memoria,
a desleír el tiempo sobre el paladar,
saboreando el momento en el preciso instante,
en que se comienza a desgastar.
La voracidad de su llama,
asume la inconsciencia del verbo,
que perdido en su humareda, acaso distraiga
su rumbo en el devenir de los segundos.
Ellos catapultan la percepción,
cuando al unir sus manos
sobre las saetas del reloj,
conforman un espacio de lúcidas vivencias.
Escrito en Junio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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