y yo le di color a sus sueños.
Al llegar el alba, se desvaneció la magia
con los primeros rayos de sol
y supe que los sueños moran
en la inconsciencia de ese estado de vigilia,
donde todo cabe en un breve espacio.
Allá, donde la voz reverbera, aún inaudible
sobre la conciencia y así todas las fantasías
flotan, incorpóreas e irreales,
pero con el destello de nuestra imaginación.
¡Enciende la luz!, dije, pero no te vayas.
Y la luz formó una densa cortina
entre su realidad y mis sueños.
Escrito en Junio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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