y brotaba generosamente desde mi alma.
En un aguacero de emociones la cultivé,
regada con recuerdos imborrables.
Las semillas de la auténtica amistad
han perseverado a través del tiempo,
creciendo su hojas y pétalos, coronados
por mis mejores deseos y pensamientos.
Sólo cuando han soplado vientos adversos,
se ha perdido el rumbo, y el respeto
va muriendo lentamente.
Siento la podredumbre de una angustia
que ha marchitado esta flor.
La amistad pierde su lozanía y se diluyen
los momentos que dieron brillo
a sus pétalos en mis recuerdos y en mi vida.
No habrá flores sobre sus tumbas…
se marchitaron, como se marchitó
la amistad que nos unía.
Tan sólo un breve epitafio, con pocas palabras
y muchas tristezas.
Escrito en Junio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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