o se ignora.
Nada es estático, sino cinético
y su dinámica hace que no se detenga.
Todo se prolonga en un hilo interminable,
que se estira sin romperse.
Aunque creamos que la muerte
es el final de la vida, no lo es.
Es sólo un lapsus de tiempo, para retomar
de nuevo la ruta del camino andado
y proseguir en la búsqueda de otras
realidades y experiencias.
Conozco cada una de mis muertes
y he vagado siempre por los senderos
que el infinito traza a cada momento
y circunstancia, que sale a mi encuentro.
Yo no soy quien creéis que soy,
soy el ser que me habita y manifiesta
su realidad, a través de su experiencia humana.
Soy un eslabón de mi propia realidad,
oculta tras una masa de carne y huesos,
pero mi mente trasciende al tiempo
y la materia, sabiendo que soy eterno,
sin origen, ni final.
No voy a cambiar ninguna palabra
que haya declarado, porque son escasas
y lo que siento qué soy …no se puede explicar.
Todo lo que sea explicado lleva caducidad
de vida, porque al nombrarse,
limitamos su existencia a las dimensiones
en las que estamos atrapados.
Sólo si rompemos los límites, seremos
y nos reconoceremos eternos.
Escrito en Julio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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