por la estática muerte de su flujo,
en la ausencia de un dinámico movimiento,
que en vida se afianza y atesora.
Negra, la noche coronada de ausencias de luz,
por ello clava alfileres brillantes
en su pizarra y en sus anhelos.
Todo ha de fluir, como luz habilitada
sobre los márgenes de un realidad,
que trata de brillar en un movimiento
uniforme o desmedido, para prolongar
su existencia…un poco más.
El agua se precipita en cascadas de luz
o diamantinos cristales,
blandos como caricias, pero constantes
en la erosión de la roca y el tiempo.
En la negrura de la negación de la claridad
surge un destello de esperanza que desea
brillar eternamente,
Escrito en Julio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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