convoca la suerte del agua de lluvia.
Tristeza toda en añoranzas de frescas lágrimas
o rocío, para despertar de nuevo
en una mañana reciente.
Ámbito en el que la luz irisa
las densidades copiosas, que anegan
la tierra seca, ante un despiadado calor
( antes cálida caricia) y ahora tortura de fuego
en la incandescencia del astro rey.
Pasajeras de los cielos o augurios
del regreso a la invernal estación
o a un otoño de bermejos tonos
y hojas de cuero, que perdieron
su elástico sino de clorofilada existencia.
Nubes al fin de algodón blanco
o furia ennegrecida en el furor
de las tormentas.
Escrito en Julio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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