en un bosque de intrínsecas
ramificaciones orgánicas,
se guarda celosamente un rubí, forjado
con las más nobles emociones.
Tal vez, por la penumbra de su escondite,
llegamos a olvidar su naturaleza y dejamos
que se malogren sus virtudes, haciendo
un mal uso del mismo.
En la elevada meseta, donde habitan
todos nuestros pensamientos, se suceden
las tormentas que alteran el mecanismo
de la razón.
El corazón se enfría y ya, casi apagado,
pierde su capacidad de empatía
con nuestros pensamientos.
Entonces, las emociones fluyen sin control,
desbordadas en iracundos torrentes.
Debemos recobrar el valor del rubí
que se esconde en nuestro pecho,
conectando con una vibración de amor,
tan elevada, que pueda ascender
hasta la meseta, para ennoblecer
todos nuestros pensamientos.
Escrito en Septiembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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