con sentimientos ardientes, sin que el papel
( donde dejo mi alma ) llegue a la combustión.
Es una cuestión de vapor aéreo, cuya sutileza
culmina en la expresión y entonces…
llueven palabras con hojas abiertas,
reverdecen entre la suave brisa del aleteo
de cada página que escribo y voy pasando.
No se puede apuntalar el verbo,
sin un compromiso en la belleza, sin un fluir
eternamente con la frescura de la juventud
y la experiencia que dan los años
que se detienen en las aceras de una pausa
que contienen todas las reflexiones
de cada amanecer y cada ocaso vencido
durante cada uno de los días vividos.
Escrito en Septiembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”
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