en su clara transmisión
se engrandece el corazón,
porque en su gozo, levita.
Va creciendo en la emoción
que expresa su sentimiento,
porque en tan sólo un momento,
se siente como canción.
Su música llega al alma,
se instala y nos va creciendo,
mientras está sucediendo
su milagro, en dulce calma.
El reloj se paraliza
pues detiene el instante,
cambiándonos el semblante
y ese tiempo se eterniza.
Pues no conoce premura,
si ese beso lleva amor
y nos mitiga el dolor,
llenándonos de ternura.
Escrito en Septiembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario