Se impregna de cantos y melodías,
de encuentros y sonrisas que vuelan alto.
( Cometas de las ilusiones), cuyo destello
produce el encanto almibarado de un beso
o la calidez de sentido abrazo.
El esbozo del carácter de una ciudad,
circula libre por las calles y se le siente crecer
entre las terrazas al aire libre.
Se vuelca el Sol, precipitándose
entre las nubes, mientras el aire travieso,
desempolva las luces y las sombras,
destacando y remarcando líneas que definen
los contornos de las aceras
y los estrechos cantones.
El juego ha comenzado y la vida bulle,
untuosa de júbilo y gracia, txirene
y con un inequívoco carisma.
Se trata de Bilbao, eterna,
joven y a la vez vieja. Reciente y perpetua,
descubierta hacia la mar y sin embargo…
aún por descubrir en toda su dimensión
y bagage.
Escrito en Agosto 2021 por Eduardo Luis Díaz
Expósito.”zuhaitz”.
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