y tan sacrílegos!.
Las manchas permanecen en la conciencia
y se borrarán con las hojas secas,
arrastradas por vientos de otoño.
En los ímpetus de nuestra juventud
y la vorágine y celeridad de nuestros actos,
nos encontramos con cada uno
de los personajes que inventamos,
hasta hallarnos con nosotros mismos.
La negrura de la noche invita a la reflexión,
tal vez se deba al café, que deja sus posos
en el fondo de la taza, como una consciencia
recién estrenada y la clarividencia
de una madurez extenuada, durante
un largo aprendizaje en nuestro camino.
Escrito en Septiembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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