un mar de nostalgias,
una profundidad del alma entre las recónditas
simas del pensamiento.
El peso inerte de los recuerdos,
que como fantasmas emergen a la superficie,
traen sin duda, imágenes del pasado,
amarillentas y deslucidas, ajadas por el tiempo.
Vuelven esos rostros apenas visibles
o reconocibles, que dejaron esta vida
y sin embargo permanecen en nuestra memoria.
Algunas vivencias, aún intactas,
conservan su colorido y dibujan
amplias sonrisas y destellos de luz sobre
nuestro horizonte, al elevar nuestros ojos
y cerrar el frágil postigo de nuestros párpados
con ternura.
Escrito en Septiembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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