con los tintes de tu imaginación.
¿De qué sirve crear un mundo, si nadie
lo ha imaginado antes?.
Palabra hambrienta, de carne puesta a merced
de los acontecimientos.
Que sufre, se alegra, pena o muere,
entre los renglones que tu mente traza,
para recrear la escena.
Palabra hambrienta de ocasiones,
que muerdan la monotonía y se produzca
una aventura con más temor,
que las emociones que nos dominan.
Palabra hambrienta de amor y de sexo,
de esa línea que roza la incertidumbre,
antes de resolverse.
Que nos mantiene en vilo, cuando la acción,
no tiene ninguna duda sobre su desenlace.
Palabras hambrientas de ser pronunciadas,
digeridas y bien aprovechadas,
en cada uno de los mundos, en que habitamos
a lo largo de nuestras vidas.
Escrito en Octubre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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