De un dolor forjado en la pasión
de un descuidado amor.
Es la consecuencia de perder los estribos
de nuestra montura, durante la cabalgadura
sobre la vida.
Nada se elige, ni siquiera el nacimiento.
Es producto del azar, que dos personas
producen al frotar las aristas de sus destinos.
Cae un rayo sobre la razón y trastorna
todo el pensamiento sobre la individualidad
y cometemos el error de aliarnos con alguien
extraño y desconocido, para formar
una familia, que se mantendrá unida
por los lazos del cariño, el interés o
una sustanciosa herencia, de la cual
disfrutarán el clero y el estado.
La tormenta ha cesado y la razón vuelve
a acomodarse en las habitaciones vacías,
de un criterio que despreciamos,
para unirnos a esa estupidez de creer,
que el amor unirá las voluntades humanas
y el mundo será, tal vez… un poco mejor.
Escrito en Enero 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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