a la tibia carne, ni corta, ni hiere;
es sutil su tacto, porque se prefiere
unas sensaciones puras, grandes, realistas.
Una caricia ofrece toda la dulzura,
que llevo en mi mano, por el embeleso,
que guardan mis labios, por tu dulce beso,
aunque entre mis manos, halle otra tersura.
La caricia fluye, igual que la miel
y sobre tu cuerpo, lenta se derrama;
es la melodía que brota, si se ama,
quedando cautiva, dentro de tu piel.
Nace de un suspiro y de un beso alado,
que busca un refugio entre tu alma pura
tus ojos de niebla, así me asegura,
que soy tu rendido amante enamorado.
Me duermo a tu lado y cuando despierto,
mis dedos te buscan, mi boca te ansía,
entornas tus ojos hacia un nuevo día
y te sigo amando; no hay nada más cierto.
Escrito en Enero 2022 por Eduardo Luis Díaz
Expósito.”zuhaitz”.
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