y azules, en un mar de espejos opacos,
que trata de imitar el movimiento incesante
e inquieto, de un viento que se aproxima
desde la montaña hasta el valle.
Bajo una inclemente metereología, se viste
de un gris triste y se derrama en lágrimas
y vertientes de arroyos y ríos, que van
a morir al mar y bajo un sol de Estío.
se evapora su cristalino cuerpo,
aéreo en el momento de su ascensión.
Mar y cielo en comunión,
bebiendo de su eterna esencia…
el uno del otro, hermanados
en la línea perpetua de un lejano horizonte.
Escrito en Junio 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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