como un destello o fulgor,
se perdería el amor
al engarzarlo en un broche.
Tus ojos serían ceniza
y yo la marchita hiedra,
que va muriendo en la piedra,
piedra sedienta y caliza.
No quedarían secretos
que guardar bajo la almohada
y en la noche deseada,
tan sólo un tapiz de niebla,
desharía la tiniebla,
en breve pulso inconcreto.
He de buscar la penumbra,
la luna en cuarto creciente,
porque acaso, solamente
quiero el destello, que alumbra
tu mirada entre las sombras
y esos besos, que no nombras,
de luna pálida y bella,
bajo su manto de estrellas.
Si la noche fuera blanca,
negro sería el destino,
vagando por el camino
con un dolor que se estanca.
Con la pena que nos nombra,
encorvados, nunca erguidos,
al no sentirnos seguidos
por una cálida sombra.
Escrito en Junio 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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