Cúmulos de imprecisas soledades,
donde los sueños deambulaban errantes,
en busca de un luminoso amanecer.
La carne toda, se agolpaba
como una necesidad de masticar realidades,
en medio de un mar de ausencias.
No quedan voces en el eco vacío,
cuando no se pronuncian las palabras
que deshagan las piedras de la inconsciencia.
Escrito en Junio 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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