al contemplar el Sol.
Me sonríes y la luz vuelve a mis ojos.
La emoción anega mi alma y me siento nube
a punto de derramarse en fina lluvia
sobre ti.
Deseo abrazarte, como sol que huidizo,
escapa de mi horizonte y siento
una angustia vital de necesidad de ti.
De sentirte en mi pecho, vibrando al rodearte
con mis brazos.
No deseo abrazar la niebla, ni el vapor aéreo
de una lágrima evadida, bajo el calor
de otro pecho, que no sea el tuyo.
Quiero romper el día en mil pedazos
y quedarme solamente con esos instantes
en que te siento cerca de mi, antes de llegar
la tarde y el triste ocaso de una noche
sin ti.
Escrito en Septiembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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