muy cerquita de su casa,
saludando a aquél que pasa
y paso un zorro bermejo.
Éste tomándole el pelo
le dió una bella manzana,
que obsequió de buena gana
a cambio de un caramelo.
Incauto y con alegría,
pensó que era muy sabrosa ,
olía como una rosa
cortada ese mismo día.
Cuando quiso hincarle el diente,
se golpeó con su rama
y tuvo que guardar cama,
lo llevaron inconsciente.
El tierno manjar, tan fino,
llevó a su boca el raposo,
que además de ser tramposo,
era sagaz y ladino.
Pues él puso en el camino,
aquella rama escondida,
que causó la sacudida
al conejo peregrino.
No dejéis a la inocencia,
dominar vuestras acciones,
que en algunos corazones,
sólo se halla mala ciencia.
Pensad siempre, que el conejo,
por incauto e imprudente,
abatido e inconsciente,
quedó tendido en su cama
y así perdió su manzana,
seguid siempre mi consejo.
Escrito en Septiembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
En principio fue escrito en 1995 para mi hijo.
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