se despliegan los aromas,
en un vuelo de palomas,
hacia cualquier visitante.
Por las largas alamedas,
el sol juega con la sombra,
a un juego que no se nombra
y se filtra entre las ruedas.
Porque al pasar en calesa,
el sol produce un destello
y va dejando su sello
sobre una sombra traviesa.
El aire huele a las flores
del jardín de las delicias,
la brisa suave, en caricias,
emula viejos amores.
Amores que recordar
en un aroma y presencia,
que hará que nuestra existencia
se emocione hasta llorar.
Un aroma va impregnando,
entre la sombra y la luz,
el tibio cielo andaluz,
mientras sigo caminando.
Escrito en Septiembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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