el impulso decidido a caminar sobre la tierra
y buscar esa inquietud por la aventura,
para hallar un nuevo descubrimiento,
que rompa todos los esquemas
de lo cotidiano.
Sentimos el bálsamo del amor, sobre el dolor
que la herida, produce en el desengaño
y volvemos a sentir con ansiedad,
el deseo de volver a recuperar el placer,
que nos eleva a la condición de dioses.
Sin mirar atrás, vamos matando al niño
y al adolescente, para llegar a la madurez
y cuando alcanzamos el cénit, al igual
que una estrella, nos precipitamos
hacia el ocaso.
Escrito en Diciembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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