cuando la emoción te embarga
y surge una pena amarga,
que con diente fiero, muerde.
Se trata del corazón
y no es el tuyo, es el mío,
desbordado como un río,
del cauce de una emoción.
Es mi corazón, que llama
con viva voz y se angustia,
cuando mi alegría es mustia
y en lágrimas se derrama.
La serenidad perdida,
es un grito que se ahoga,
una voz que no dialoga
y va extinguiendo su vida.
Ya no volverá a buscar
tu labio ardiente en el beso,
se está muriendo y por eso,
sé que no vas a escuchar.
Perdí mi serenidad,
por completo y por entero,
lentamente caigo y muero,
me abraza la soledad.
Escrito en Diciembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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