hay que salir de la entraña,
haciendo cosas extrañas,
como cruzar sin mirar.
Caminar sin un destino,
sin rumbo que nos someta,
sin un fin, motivo o meta
a lo largo del camino.
Usar la imaginación
para soñar y crear,
tiñendo el cielo y el mar,
con tintes de una emoción.
Hallar en la soledad,
el amparo necesario,
para crecer a diario
en empatía y piedad.
Alcanzar al borde mismo,
en cada final de un día,
un motivo de alegría,
franqueando un nuevo abismo.
Pues lo que quieras crear,
tan sólo tiene un recurso
y es seguir firme en el curso
que puedas imaginar.
Escrito en Diciembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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