No pretendo ser la cera
que moldeas con tus manos,
pues todo aquello que amamos,
se deshace en larga espera.
No ha de ser tu condición,
que venza, por mi imprudencia
y no me hables de paciencia,
si no se de tu intención.
Ni muñeco, ni muñeca
somos el uno del otro,
ni tampoco soy un potro
que domas y se diseca.
No vas a tenerme en vilo,
merced a tu caprichosa
voluntad, que por copiosa,
romperá su frágil hilo.
Aunque te amo, sigo inquieto,
pues tu enfermo corazón,
juega con esta emoción,
con un fin claro y concreto.
Causándome un gran dolor,
pues presa del desvarío,
te alejas ¡cariño mío !
debilitando el amor.
Ni señora, ni señor,
merecen el menoscabo,
de considerarse esclavo,
sólo por sentir amor.
Escrito en Diciembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario