que queda en la comisura de los labios.
Me extasío en la belleza, y el verde corazón
que me impulsa, busca el latido último
del pulso de la tierra.
Perenne árbol de hoja caduca, en las edades
del tiempo.
Recorro los senderos inhabilitados,
donde el viento, susurra suavemente,
desde la profunda garganta de la montaña
y viajo sin pies, ni alas, hacia la espesura
de los bosques impenetrables de las
conciencias.
Soy uno, únicamente en la solitaria travesía,
que cruzan los mares dolientes, que separan
vidas, márgenes y encuentros.
No conozco límite en la imaginación,
y en la memoria, habitan todas las imágenes
que creo, con una voluntad, pequeña, en miras, pero grande en creatividad.
Acierto en muy pocas cosas. Pero al fin,
continúo en la vereda
de la verdad intransitable, por si alguien
es capaz de seguir mis pasos…
sin prisa, pero sin pausa.
Escrito en diciembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.” zuhaitz”.
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