Su frío corazón es de un metal brillante,
que pronto palidece con el óxido del tiempo.
Brilla con un oculto estertor, el corazón
que se entrega, a pesar del olvido,
porque alguien lo recordará y sus palabras
tendrán el lustre necesario, para que su fulgor
acalle las voces mezquinas, cegando sus ojos
ante tal magnificencia.
El éxito es un fuego que se consume
en la hoguera de las vanidades.
Las buenas obras tienen un valor eterno
y por ello, su resplandor es imperecedero.
Escrito en Diciembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”
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