de distintos padres, nacidos de distintos
úteros mentales.
Los hay castos o lúbricos, deslizándose
hasta descender a los infiernos, para rescatar
a la bella Laura, a petición de Petrarca.
Los hay que adulan la virtud, como camino
para alcanzar el cielo, pero nadie se atreve
a contrariar la idea del vicio, pues es su interior
se desarrolla la fuerza, para vencer
la servidumbre a las virtudes, impuestas
por decreto moral.
Se trata de defecar sobre un vestido de novia
y orinar en una pila bautismal, rompiendo
la mojigatería de los dogmas, basados
en el temor a las llamas eternas.
Saquemos un ojo con una cucharilla
al lascivo, que atenta contra la libertad sexual
de su pupila o cercenemos el cuello altivo,
de quien se cree que está más alto
que los demás.
No, no hay analogías entre los versos,
ni entre las vidas, porque nadie es igual a otro,
ni los cadáveres huelen igual en las capillas,
que en los cementerios.
Escrito en Diciembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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