surge de la boca que lo muerde y labra
y es el pensamiento vertido en palabra,
palabra discreta, que se guarda y calla.
Silencio que crece y luego medita,
pulso sosegado que me trae la calma,
venciendo una inquietud dentro de mi alma,
que anula mi voz, sí mi alma grita.
Un grito que emerge y ahogando el sonido,
la boca lo lanza llenando el espacio,
repite la sílaba con calma, despacio
y su eco resuena al ser difundido.
Sílaba sagrada en el firmamento,
nace del silencio, en lugar del grito
y ocupa el espacio puro e infinito,
en la eternidad que vive el momento.
Escrito en Mayo 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario