El ser humano es un espejo quebrado
en distintas reflectancias, cada persona
capta distintos reflejos de una misma realidad.
Es allí donde reside el problema
y la complejidad de nuestra psicología.
Nuestros temores nos hacen vulnerables
y nos cubrimos, tal vez en exceso
de peligros, aún no manifestados.
Tal vez sea problema, tanto de la emisión,
como de la recepción de nuestros
mensajes o expresiones.
Las aguas se agitan en las emociones
y trastocan, tanto la superficie, como el fondo
de nuestras realidades y las ajenas.
Inmersos en una vorágine de acontecimientos
y asidos a cada verdad
que pueda sustentarnos,
navegamos en el océano de la vida,
sin saber de qué puerto partimos
o dónde llegaremos, intentando
defendernos absurdamente de todos,
menos de nosotros mismos.
Escrito en Octubre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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