Piedras en el camino y sobre el estómago
que no recibe el auxilio
en el parto de la razón.
El corazón se hunde en el negro cieno
de las negaciones, que se escapan
a las dentelladas de una verdad
promiscua y desvergonzada.
Abatidos los tabúes entre disparos
de ocio desmedido, ante la demanda
de la ocupación del gusano que se mueve,
desde los oídos a la lengua,
sólo con el propósito de dejarnos anclados
en la orilla que produjo nuestros miedos
y el vértigo natural de una vida, que se mueve
entre la vorágine de los acontecimientos.
Cuando no existe el eco, la voz no se propaga
y muere en el hueco de una boca,
cuyos labios están sellados, cosidos
o hilvanados...lejos de la memoria,
para no recordar ni un solo sonido,
anteriormente emitido.
Escrito en Octubre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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