robando sin vergüenza y sin reparo,
atento hay que prender la luz del faro,
al paso del ladrón que nos infecta.
Amigo de lo ajeno, busca el ocio,
un ocio que deforma ese respeto,
que sólo lo contempla como escueto
y pasa a convertirse en su negocio.
Quien roba es mal nacido y no merece,
aquello que reclama sin razón,
aquel que nunca tuvo corazón,
no puede reclamar lo que no ofrece.
La vida nos devuelve lo sembrado,
si es una mala siembra, lo obtenido,
será un marchito fruto, que perdido,
su hedor declarará que está infectado.
Escrito en Noviembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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