algunas bujías sobre los párpados
que guardan los sueños en su cautiverio.
Hay una agónica espera, que contiene
la respiración y permite que sus límites,
traigan en bandeja, la cabeza del áspid
de todos los deseos.
El amor se cultiva entre las sombras,
con el calor húmedo de unos labios,
que son recorridos por la lengua, capaz
de saborear la miel que destilan,
como si se tratasen de estrellas derretidas,
ante una cálida mirada.
El imperio del sueño abre sus nalgas,
hacia una oscuridad impenetrable y exhala
una ventosidad, que rompe
la calma sostenida, entre los brazos
que agitan la brisa nocturna, para llegar
a un nuevo despertar inmerso en la luz.
Escrito en Noviembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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