en el fuego incómodo de los rescoldos
de una ilusión, que va agonizando.
Cuando el crepúsculo es un recuerdo
que cae desde las colinas escarpadas
y el sol es la cobardía de un destello,
que se oculta a los misteriosos ojos
de la noche.
Se cierran los párpados y las intenciones,
por no admitir, que en el sueño existen
halos de luz, que mantienen vivos
los anhelos, sobre los cabellos desenredados de una nueva aurora.
Se han quemado todas las quimeras,
pisando su crecimiento, para no herir
con sus ramajes de anhelos,
las inconsciencias que generan
las envidias que no fueron advertidas,
durante el último letargo
de la "dama de ébano".
Escrito en Junio 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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