busco ese beso tuyo, que nunca llegó
hasta mis labios.
Los abrazos deshilachados en madejas,
cuyos hilos se enredaron entre celos
y malas interpretaciones.
En tu dulce boca se agrió el amor y tus ojos,
cerrando el negro abanico de tus pestañas,
me negaron el embeleso de tu mirada.
Hubo un tiempo para amar y enredar
nuestros cuerpos, sin tiempo.
Perdimos esa estrella, que brilla en los ojos
de los amantes y una lágrima rodó
en una despedida fría y distante.
Si tan poco pesa el amor, los vientos
de adversidad se llevan lejos,
nuestras promesas y ese pálpito,
que de nuestros corazones brotaba,
como lava de una pasión, en la que
nuestros cuerpos se fundían amorosamente.
Escrito en Noviembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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