Sin más luz, que el destello puro de tus ojos.
Frente a frente, con las miradas acariciando
nuestros cuerpos y unas gotas de sudor
resbalando por la piel.
El aroma del deseo entremezclado
con el vapor del aliento, hasta alcanzar
el clímax y desbordarse en sucesivos
ríos de placer, desde tus caderas hasta
la selvática espesura de tu ensortijado pubis.
Te amo, pero no te poseo ni me posees.
Compartimos un mismo amor,
que dejamos reposar sobre un colchón
repleto de ilusiones, porque amar es eso…
Deshacer la cama, para hacer realidad
el milagro del amor.
Escrito en Noviembre 2021
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