hay una carencia de azules y una ausencia de perfumes, pues se consumen en la llamas
del egoísmo.
No existen levedades de plumas, ni sueños
que imaginar, para volar lejos,
construyendo castillos en el aire,
con la solidez de nuestra determinación.
Así pues, la cera de nuestras alas, se derriten
y nos precipitamos en un vacío de oscuras
oquedades.
Los espejos se rompen y los ojos de vidrio
se ocultan, tras una una esquiva mirada
y una actitud altiva e indiferente,
ante la pobreza, que es vencida
por la vanidad.
Cadenas que nos sujetan, cuando dejamos
de creer que nuestra libertad puede
apagar todas las hogueras de la vanidad
forjada en el egoísmo y la corrupción
del poder.
Escrito en Octubre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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