al centro del universo,
a la fuerza creadora
existiendo aquí y ahora,
donde la carne es el verso
y a toda suerte le afecta.
A la carne que me habita
y habito en ella y mendigo,
cuanto sé, conozco y digo
en esta tierra maldita.
Tierra de escasos recursos,
de poemas malogrados,
de vates abandonados,
( ríos que evaden sus cursos ).
Por la profunda ceguera
en torno de la belleza,
de hormigón y de aspereza,
que no la advierte cualquiera.
El ombligo me hace humano,
aunque se haya desprendido
del útero, que fue el nido
que abandoné por mi hermano.
Apéndice que denota
una gran debilidad
de la patria potestad,
por una pérdida ignota.
Centro de poder e iluso
vientre con un agujero,
que ha de cerrarse primero,
pues Dios, así lo dispuso.
Eso dicen las razones,
basando su entendimiento,
a partir del seguimiento
en algunas religiones.
Si el ombligo me hace humano,
renuncio a la condición
de ser tan sólo un varón
que vacía sus dos manos.
Si hay una divinidad
presento aquí mi querella,
pues me he de fundir con ella,
por toda la eternidad.
La eternidad es creer,
que nada me ha de impedir,
vivir por siempre, existir
cada nuevo amanecer.
Escrito en Agosto 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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