sábado, 8 de febrero de 2025

He vivido con algunos gramos de locura.

Se va pasando el tiempo y me hago viejo,
vuelvo la vista atrás, con la elegancia 
que tiene dedicar a nuestra infancia,
la luna reflejada en un espejo.


El tiempo pasa ahora presuroso,
todo lo que viví, aún permanece,
el caso es comprobar, que no decrece 
aquello que guardamos como hermoso.


La ropa en el armario iba encogiendo,
tal vez, nunca llegamos a entender,
que no paramos nunca de crecer 
y, sin embargo, estábamos creciendo.

Nació el primer amor, con un latido,
que, en la inocencia, se iba despertando,
la juventud, la fuimos entregando,
en un grito de amor, que fue vencido.


Quedaron francamente en el olvido,
aquel sabor del dulce caramelo,
o aquella distracción, mirando al cielo;
recuerdos que tal vez, se hayan perdido.


Recuerdos que se graban con ternura,
en la memoria virgen e incipiente,
que guarda todo buen adolescente,
con esos gramos justos de locura.


Se va pasando el tiempo y no me quejo,
he sido siempre un joven alocado,
detrás de cada etapa, me ha quedado 
la imagen de este loco y triste viejo.


Las cosas de la edad, nadie las cura,
el tiempo ha de pasar y nunca espera
tan sólo nuestra vida es llevadera,
si aportas unos gramos de locura.

Escrito en Febrero 2025 por Eduardo Luis Diaz Expósito.“zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario