la calma es la bendición,
que sigue a la rendición
de tensiones y demoras.
Se reconcilia tu alma,
con lo íntimo que guardas
y en tu memoria, retardas
la gloria, sobre tu palma.
En tu mano, se derriten
las horas que son mundanas,
mientras enhebras y hermanas
los instantes que se admiten,
como un valor añadido,
porque el tiempo es valorar,
lo que se ha de disfrutar
plenamente y convencido.
Escrito en Febrero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario